Cuadernos

Uno de los instrumentos para el análisis social es la enseñanza, y la práctica de esta en la escuela entendemos que resulta fundamental. Desde este punto de vista, puede ser de utilidad una observación y estudio, no tanto de los libros de texto, sino del quehacer diario de los alumnos en el aula. Los cuadernos mostrados aquí, correspondientes a mis primeros años de escolarización, son un reflejo de esa educación. No están completos: 15, entre septiembre de 1958 y junio de 1959, pertenecen al primer curso; los otros seis —existe un vacío  en el 2.º grado— son del grado 3.º (octubre de 1960 a febrero de 1962). En septiembre de ese año comenzó el 1.º de Bachillerato Elemental (incluido el examen de «ingreso»).

Casi todo merece atención: desde las consignas semanales, que se anotaban cada jornada, hasta las Matemáticas, Ciencias Naturales, la Historia confundida con la formación o adiestramiento patriótico, la Lengua, la Geografía… En ocasiones un vistazo o un estudio de lo que presuntamente aprendíamos entre los seis años hasta casi los diez (una parte de los alumnos permanecía hasta los doce años, antes de incorporarse a la vida laboral de cualquier modo) en un pequeño pueblo desvela con claridad —a veces con cierta crudeza— bastante más que un ensayo sobre leyes educativas y libros de texto. Más allá de recuerdos, anécdotas o sonrisas que puedan suscitar, los cuadernos o «libretas» son ventanas al pasado y una herramienta de reflexión histórica y sociológica para intentar entender aquella época y parte del presente.