Documento 1

 

Milicias de La Gomera en 1762

 

 

 

Compañías

Cabos

Sargentos

Soldados

Fusiles

Picas

La del capitán comandante Orejón, gob. de las armas

4

2

120

36

84

La de los Alrededores

4

2

84

20

64

La del cap. D. Sebastián de Castilla

4

2

82

26

57

Hermigua de Abajo (vaco)

4

2

93

46

67

Hermigua de Arriba (vaco)

4

2

65

45

40

Compañía vieja de Hermigua

4

2

55

4

51

La del cap. D. Bmé, Padrón

4

2

56

10

46

La del cap. D. Antonio Castilla

4

2

75

21

54

La del cap. D. Sebastián …

4

2

96

20

76

 

4

2

63

18

45

 

4

2

68

13

55

 

4

2

84

17

67

 

4

2

88

19

72

 

4

2

71

10

61

Suma

60

30

1.191

321

911

Total (con tenientes y capitanes): 1.311 (Capitán a guerra: conde; tte coronel: vaco; sargento mayor: vaco; ayudante mayor: vaco; tambor mayor: vaco

 

 

 

 

MC, FA, 138003. Elaboración propia

 

 

 

Documento 2

 

Milicias de La Gomera en 1764

 

 

 

 

 

 

 

 

           Compañías

Sargentos

Cabos

Soldados

Armas de fuego

Picas

Villa: D. Manuel Álvarez Orejón

2

4

120

36

84

Vallehermoso: D. Ant.º de Castilla

2

4

76

21

55

Chipude: D. Juan de Mora

2

4

85

17

68

Vallehermoso: D. Miguel Echeverría

2

4

64

18

46

Hermigua: D. Sebastián de Castilla

2

4

83

26

52

Arure: D. Bernabé García

2

4

89

16

73

Vallehermoso:d Pedro Salazar

2

4

69

13

56

Rededores: D. Joseph Dávila

2

4

84

20

64

Las Nieves: D. Juan Rguez. Fragoso

2

4

71

10

61

Hermigua: D. Vicente Fernández

2

4

65

25

40

Hermigua: D. Joseph de Mora

2

4

94

26

68

Alajeró: D. Francisco Trujillo

2

4

92

19

73

Agulo vieja: vacante

2

4

56

4

52

Agulo nueva: D. Bartolomé Padrón

2

4

57

10

47

Vallehermoso: D. Francisco  Doménigo

2

4

97

20

77

Suma

30

60

1.202

281

921

Total (con tenientes y capitanes): 1.321

 

 

 

MC, FA, 138006                                    

 

 

 

Documento 3

 

Estado de la población de La Gomera remitido al comandante general (20 de julio de 1757)

 

 

 

Lugares

Vecinos

Muchachos hasta 10 años

Muchachas hasta 10 años

Hombres 10 a 60

Mujeres 12 a 50

Hombres 60 a 100

Mujeres

 50 a 100

Clérigos

Total por lugar

S. Sebastián

   213

    129

    122

    294

    299

 25

  98

10

   977

Vallehermoso

   393

    278

    264

    506

    443

 40

  89

  4

1.624

Hermigua

   308

    215

    232

    398

    409

 27

  78

  1

1.360

Agulo

    131

      63

      79

    146

    146

   7

  33

  2

    476

Chipude

    230

    173

    160

    286

    249

 13

  59

  1

    941

Jerduñe

[roto]

      63

      48

    134

    103

   9

  29

  0

    386

Alajeró

   142

     80

    117

    219

    172

 14

  55

  3

    660

Resumen

1.491

1.001

1.022

1.983

 1.821

135

 

441

21

 

Total varones: 3.119 (con los clérigos, 3.140)

Total mujeres: 3.284

Total personas: 6.403 (6.424)

 

 

 

  BMSCT, FA 5 (B). Elaboración propia

 

 

 

Documento 4

 

 

 

Informe de Santelices sobre la población de La Gomera en 1768 (remitido en 1783)      (no incluye 42 sacerdotes seculares y regulares).

 

 

 

 

 

 

Vecinos

Personas

Villa y Jerduñe

287

1.353

Hermigua

308

1.359

Agulo

131

474

Vallehermoso

393

1.620

Chipude

230

940

Alajeró

142

657

Total

  1.492

  6.403

 

 

 

  BMSCT, FA 5 C. Elaboración propia

 

 

 

  Presentamos cuatro documentos referidos a las milicias y la población de La Gomera en poco más de un decenio (1757-1768), procedentes de los fondos del antiguo archivo de la Casa Fuerte de Adeje, dividido como es sabido en dos disímiles partes que se conservan en el Museo Canario (Gran Canaria, desd e hace unos años digitalizados y con copia en el archivo municipal de Adeje) y la Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife. Dado que la defensa de las islas señoriales descansaba totalmente (salvo un breve período, en el caso de La Gomera, a raíz de la implantación del primer capitán general en 1589, pero con una presencia casi testimonial de veteranos) en las milicias, lógicamente el número de soldados dependerá del de pobladores.

 

   En primer lugar, analizamos la situación militar de la isla. En los años sesenta del s. XVIII, como se puede apreciar en los documentos 1 y 2, las tropas se encontraban agrupadas en 15 compañías. Los estadillos permiten evaluar la densidad de estas unidades. Si consideramos cuatro secciones en función del número de soldados (entre 50-65, 66-80, 81-100, más de 100), en las dos estadísticas de 1762 y 1764, como es previsible, el resultado es idéntico: 6 en el primer conjunto, 3 en cada uno de los dos siguientes, y solo 1 con más de 100 milicianos. Su distribución corría pareja al peso demográfico de los distintos lugares: 4 en Vallehermoso, 3 en San Sebastián (la principal, bajo el mando del gobernador de las armas, la de los Alrededores y la de las Nieves), 3 en Hermigua (la compañía Vieja, la de Abajo y la de Arriba), 2 en Agulo (la Vieja y la Nueva), 1 en Arure, 1 en Chipude, 1 en Alajeró. Los nombres de los titulares (en 1762 se interrumpe la relación de oficiales, y en otras ocasiones se hallan vacantes los empleos) reflejan, como era habitual, la estratificación social y el dominio político: todos llevan antepuesto el «don» y sus apellidos corresponden a la hidalguía local y a un nutrido sector de los mayores propietarios, excluyendo a la familia señorial, cuyo titular hacía décadas que vivía ausente en Tenerife pero cuyo titular (el «conde») era el capitán a guerra de la isla; es decir, la máxima autoridad en lo político y militar, en virtud de su condición jurisdiccional y por reconocimiento expreso de la Corona en toda época. No obstante, no olvidemos que los capitanes generales (en esta época, comandantes generales) del archipiélago eran los jefes indiscutibles de todas las fuerzas armadas isleñas.

 

   ¿Cómo se llegó a esa situación de asignación de compañías, que sería sensiblemente modificada después de la llegada a Canarias, en 1769, del coronal Macía Dávalos como segundo comandante e inspector militar, de modo que en una radical reforma las dejó reducidas a solo seis compañías? Sabemos que las milicias nacieron en las islas a partir de mediados del s. XVI, y los primeros datos acerca de una primera organización militar en La Gomera son de los años sesenta de esa centuria. Hacia 1566 se habla de que la isla contaba con unos 300 hombres para su defensa, dispuestos en 2 o 3 compañías. En 1590 había tres de estas: dos con cabecera en la capital, San Sebastián de La Gomera, y otra dependiente de Hermigua. A finales de esa década (1599) se constata la existencia de otra unidad, no sabemos si en Alajeró o en Vallehermoso, pues en 1626, cuando se mencionan 5 compañías, 2 estaban radicadas en la capital, mientras las otras se hallaban en Hermigua, Alajeró y Vallehermoso (estas constaban, respectivamente, de 100, 119 y 92 integrantes).

 

   Como antes se indicaba, había una relación entre la cantidad de soldados alistados en las compañías y el número de habitantes, por lo que teóricamente el conocimiento de una de dichas cifras en un momento dado podría emplearse para estimar la otra. Pero hay varios problemas: 1) a veces hay confusión entre el número de miembros de las compañías y el de «hombres de armas» o varones disponibles para la defensa de ese territorio, siendo superior este último dato, ya que no todos los varones se hallaban inscritos en las compañías (por ejemplo, estaban exentos los religiosos, discapacitados, los esclavos, los trabajadores de ciertos oficios…), y además no siempre se manejó un criterio uniforme en la edad de inicio de inclusión en las milicias, pues si bien el término se situó en los 60 años, el comienzo osciló entre 14 y 16 años; 2) esa relación entre milicianos y número de habitantes varió según la época y el lugar, moviéndose en una horquilla entre 19-23 % la proporción de soldados respecto a los lugareños; 3) las cifras poblacionales son orientativas y en ocasiones presentan diferencias notables las escasas noticias, sin que los cálculos efectuados con fundamento en saldos vegetativos u otras variables contribuyan a despejar dudas razonables. Por ejemplo, de conceder crédito a la población estimada para La Gomera hacia 1585 por Macías Hernández (2.252 personas), las milicias deberían componerse de unos 500 soldados, lo que proporcionaría unas compañías (había tres) con un número excesivo de integrantes (alrededor de 160), en una época según todos los indicios y fuentes- de grave crisis y emigración en la isla.

 

   A mediados del s. XVII (1655), conforme se incrementaba la población y crecían los núcleos del interior, las compañías fueron aumentando hasta siete, tras incorporarse las de Chipude y Agulo, con un total de 708 milicianos, de modo que la cantidad media de estos era de un centenar por unidad. El dato proporcionado por el ingeniero Lope de Mendoza y Salazar en 1669 (600 milicianos) no es fiable, no solo por no existir razones para una disminución respecto a los 708 ya mencionados, sino porque el número de varones entre 18 y 60 años (serían más si dispusiéramos de los comprendidos entre 14 y 18 años) ofrecido por el padrón del obispo García Ximénez en 1687 ascendía a 990, que si bien no todos se hallaban alistados y ser preciso evaluar los 18 años transcurridos entre el dato de Lope de Mendoza y este otro, evidencia el déficit del ingeniero. Un aspecto demográfico también importante para explicar el número de compañías, aparte del número de habitantes de un sector jurisdiccional, era la estructura poblacional por edades; en efecto, si comparamos los tres grandes segmentos del padrón de 1688 (menos de 17 años, entre 17-60, y más de 60), los lugares con mayor proporción del segundo sector y menor envejecimiento eran San Sebastián y Vallehermoso. En torno a 1707-1708, es decir, medio siglo después del recuento anterior de compañías, se comprueba el efecto del incremento demográfico, pues había nueve compañías (dos más) y 1.026 soldados, con la siguiente distribución: 2 en San Sebastián (99, 117 milicianos), 2 en Hermigua (96,110: una, la de Jibalfaro, creada en 1692), y 1 en cada uno de estos lugares: Vallehermoso (172), Agulo (110), Alojera (96), Chipude (110), Alajeró (116). Es decir, se agregaban las de Jibalfaro y Alojera, habiéndose solicitado ya la segregación de la recargada unidad de Vallehermoso. Apenas percibimos variación en la relación del ingeniero Álvarez de Barreiro en 1724, pues el total de infantes será de 1.049, aparte de 6 artilleros.

 

   A partir de ahí, tomamos los datos de principios de los años cuarenta (las cifras manejadas a veces en los años treinta entendemos que están a la baja y no merece tenerlas en cuenta), procedentes de la relación del obispo Guillén y, en especial, la amplia ofrecida por el ingeniero militar Riviere, en parte coincidentes, pero más amplia esta última: la población gomera oscilaría entre 6.251 y 6.277 habitantes, y los hombres de armas (concepto, recuérdese, más extenso que el de milicianos) 1.525 (en torno al 24 % de la población). Realmente la cifra debía ser superior, ya que solo se contabilizan los comprendidos entre 17 y 60 años. Esta ratio hombres de armas/población era de las más elevadas de Canarias, junto con Gran Canaria, pues en las otras islas variaban desde el 16.3 % en La Palma hasta el 22.8 % en Tenerife. Un dato que resulta importante para explicar el posterior acrecentamiento de las compañías en ciertos lugares de la isla, como ya hemos visto, es la concentración demográfica deducida de la estadística de Riviere: Vallehermoso (24.3 % del total), San Sebastián (21.5 %), Hermigua (20.6 %); ahora bien, obsérvese que el factor ya citado de estructura por edades será igualmente muy relevante, pues los lugares mencionados ya reunían entonces, respectivamente, el 25 %, 22.8 % y 24.5 % de los hombres de armas de La Gomera.

 

   El cuadro 3 (población gomera de 1757) es muy interesante en sí mismo y para seguir valorando la incidencia en las fuerzas militares de la isla. Si tenemos en cuenta el crecimiento deducido de los padrones de García Ximénez entre 1676-1688, como promedio la isla «ganó» 30 habitantes anuales; si ampliamos el lapso de tiempo hasta el siguiente «censo» relativamente fiable de 1742, la media se mantuvo e incluso ascendió algo (35 personas anuales), pero la quincena posterior conducente a la estadística de 1757 revela un descenso notable en el aumento (solo 9.8 habitantes anuales), sobre todo habida cuenta de que el volumen de habitantes es superior al del siglo precedente. Debemos advertir que en esta ocasión el informe desagrega Jerduñe de San Sebastián, restando así peso demográfico a la capital, mientras ascendió porcentualmente el peso  de Vallerhemoso (ahora reunía al 25.2 % de la población) y Hermigua (21.1 %), pero el lugar que aumentó más relativamente fue Alajeró, que creció el 9 %. Atendiendo a la variable de la estructura por edades, el segmento entre 10-60 años, que nutría a las milicias, también situaba a Vallehermoso en primer término, con el 25.5 % del conjunto de la isla. Naturalmente, esto explica la superioridad en número de compañías de los cuadros 1 y 2, ya comentados.

 

   Mayores problemas de interpretación, pero también despierta más interés, el cuadro poblacional 4, pues dada la fecha de referencia (1768) cabe relacionarlo con el censo de Aranda (1769). Si añadimos los 42 clérigos no computados en el informe, la suma total sería de 6.445, por debajo de los 6.672 del censo de Aranda, que tradicionalmente ha sido criticado por reflejar a la baja la cantidad de habitantes. Comparemos los datos por lugar:

 

 

 

 

1768 (informe)

1769 (censo de Aranda)

San Sebastián

1.353

1.335

Alajeró

   657

  618

Chipude (Valle Gran Rey)

  940

1.217

Vallehermoso

 1.620

1.545

Hermigua

1.359

1.332

Agulo

   474

   625

 

 

 

   La diferencia total es de 227 habitantes a favor del censo de Aranda, que no supone algo relevante en la cifra global, sobre todo en una época preestadística. Lo más significativo, aparte de la coincidencia en destacar el papel hegemónico de Vallehermoso y el emparejamiento entre la capital y Hermigua, es la diferencia en número de habitantes en los casos de Agulo y Chipude. Por eso siempre conviene tomar todo «censo», padrón, recuento o informe del Antiguo Régimen con reservas.

 

Aunque ya fuera del ámbito cronológico de nuestros documentos, podemos efectuar una breve comparación con recuentos posteriores. En primer término, los de 1776 (el elaborado por el cura de Chipude, que al parecer sirvió de base a Viera para la relación ofrecida en su obra magna de historia) dan un total de 7.536 personas, que estimamos exageradas (resulta imposible un crecimiento tan acelerado en solo ocho años) al cotejar con el censo de Floridablanca, de 1787, al que casi todos los especialistas juzgan cercano a la realidad y otorgan un notorio grado de validez en el contexto de esa época: 6.919 habitantes (en esta línea, el «plan político» del comandante general marqués de Tabalosos, de 1776, cifraba la población de la isla en 6.785 personas, cifra más plausible en relación con las manejadas en el informe de 1768 y el censo de Aranda).